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Inquietud, preocupación, cautela o incógnitas son algunas de las palabras más repetidas este jueves entre los principales sectores valencianos afectados por la guerra arancelaria abierta ... por Estados Unidos tras el anuncio de imponer aranceles del 20% de todos los productos de la Unión Europea. Eso, y una idea clara del impacto: contracción del consumo, subida de precios y la necesidad de buscar nuevos aliados estratégicos y diversificar mercados, además de la petición de medidas al Gobierno central para amortiguar el impacto de esta barrera comercial.
Para la Comunitat, EE UU es el principal socio comercial fuera de la Unión Europea y, además, es cuarto destino de las ventas exteriores de bienes y quinto proveedor. Aunque hubo un retroceso de casi un 15% respecto a 2023, el año pasado las empresas valencianas exportaron productos por valor de 2.850 millones, con aparatos y material eléctrico, cerámica, calzado, agroalimentación y componentes del automóvil ocupando los primeros lugares.
Según un informe de la Cámara de Comercio de Valencia, más de 8.500 empresas de la Comunitat tienen relaciones comerciales con este país, es decir exportan e importan, y fueron cerca de 4.300 las que realizaron ventas el año pasado. Además, hay otras 150 compañías implantadas en este mercado y otras que tienen proyectos en cartera, como el caso de Power Electronics que tiene prevista la construcción de una factoría en Houston y que el pasado enero aseguró que su planta de Llíria podría perder el 60% de la producción en favor de la estadounidense en caso de imponerse aranceles. En este sentido, la compañía ayer no realizó ninguna declaración.
Entre los sectores más expuestos, la cerámica, ya que EE UU es el primer país destino de las exportaciones, con un 13,5% de cuota del total de la ventas externas de baldosas españolas y casi el 10% de la facturación. «Es todavía muy precipitado tratar de cuantificar el impacto», asegura el secretario general de Ascer, Alberto Echavarría (uno de los presentes en la reunión con el Gobierno central), que también hay incógnitas «sobre si habrán excepciones o si habrá un margen para negociar» hasta el 9 de abril, fecha de la entrada en vigor.
Desde el metal, además de insistir en la necesidad de negociar y de estudiar nuevos aliados estratégicos a nivel global, el presidente de Femeval, Vicente Lafuente, remarca que la imposición de aranceles «va siempre en detrimento de la actividad económica e induce a la inflación, y eso nunca es positiva». Además, pone el foco de la preocupación en el impacto en la automoción y en su industria auxiliar porque «no van a poder repercutir el incremento del coste derivado de la imposición de aranceles a sus fabricantes de equipos originales, con quienes tienen precios cerrados con antelación».
De precios habla también el sector agroalimentario (sus ventas a EE UU alcanzaron los 366 millones el año pasado, el 13% del total en la Comunitat), en concreto AVA-Asaja, cuyo presidente, Cristóbal Aguado, advierte de que la decisión de Trump «va a traducirse en un aumento de los precios de los alimentos» y en una pérdida de competitividad. Además, el sector puede sufrir «pérdidas indirectas en caso de que productos de otros países que hasta ahora iban a Estados Unidos se conviertan en una competencia, en muchos casos desleal, para los productos valencianos».
AVA-Asaja, al igual que La Unió Llauradora, reclama reciprocidad en la respuesta de la UE. Y su secretario general, Carles Peris, pone un ejemplo: «Uno de los productos que hay que gravar por la afección en la Comunitat, entre otros, es la almendra importada por las grandes empresas turroneras o nueces de EE UU».
El secretario general de la Federación Empresarial de Agroalimentación de la Comunidad Valenciana (Fedacova), Sergio Barona, también ha reconocido que aunque es «temprano» para evaluar el impacto de los aranceles impuestos en la industria agroalimentaria valenciana, «l incertidumbre ha despertado inquietud en algunas empresas, particularmente en aquellas dedicadas a la exportación de vino, aceitunas y aceite».
Desde el calzado, que tiene a EE UU como mercado estratégico al ser primer destino extracomunitario en ventas, el presidente de Avecal, Vicente Pastor, recuerda que las guerras comerciales generan «incertidumbre en los mercados y las empresas necesitan un entorno estable para operar con seguridad y continuar su expansión internacional». «A la espera de conocer los detalles específicos sobre la aplicación de los nuevos aranceles, todo apunta a que el incremento puede provocar una contracción del consumo», señala.
También se ha pronunciado la organización de autónomos UPTA, que reclama que no se deje fuera de los mecanismos de protección a este colectivo pues muchos «dependen directa o indirectamente de las relaciones comerciales con Estados Unidos y, por tanto, se verán gravemente afectados por estas medidas proteccionistas».
Y la OCU, que ha advertido de una probable subida generalizada de los precios «que empobrecería a todos los consumidores» y retrasos en las entregas y escasez temporal de productos.
La automoción valenciana observa con cautela las decisiones que Donald Trump toma al otro lado del planeta. A pesar de que el efecto sobre los vehículos fabricados en Ford Almussafes es nulo, los componentes, especialmente motores y árboles de transmisión, serán los grandes perjudicados, ya que en el último año se realizaron exportaciones por valor de 184 millones. La consellera de Industria, Marián Cano, preguntada por si la imposición de aranceles del 25% a los vehículos importados a EE UU puede afectar a la producción de 300.000 unidades anuales de un nuevo vehículo que Ford Almussafes tenía previsto lanzar en 2027, ha replicado que el Consell mantiene «un diálogo constante» con la compañía y ha confiado en que la apuesta por la planta «siga adelante». «Las decisiones tomadas van a hacer que volvamos a hablar con ellos, pero creo que llevan muchos años apostando por este territorio y estamos haciendo una apuesta fuerte para ese salto tecnológico que están abordando», ha apuntado al consellera. El discurso de Cano coincide con el que trasladaban la semana pasada desde Ford Almussafes, en el que se confiaba en que el diálogo entre la UE y Estados Unidos pudiera aliviar el impacto en los proyectos futuros de la factoría. «Quiero confiar en ese diálogo que se debe establecer entre la UE y Estados Unidos y espero que se vayan alineando para que la apuesta de Ford por la factoría de Almussafes siga adelante».
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