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Dentro de dos años, Metrovacesa comenzará la campaña de comercialización de los cerca de mil pisos que levantará en el solar que acoge las históricas ... Bodegas Vinival, un icónico espacio en el límite entre Valencia y Alboraia cuya construcción se desbloqueó recientemente. Según sus planes, las obras de urbanización de la parcela (hoy abandonada) deberían comenzar «algo antes» de la comercialización de la vivienda. «Las obras de edificación empezarán un tiempo después, una vez obtenida la licencia de obras», añade la constructora.
De cumplirse sus planes, que tomaron un nuevo impulso a finales de enero, cuando el Ayuntamiento de Alboraia aprobó en pleno el proceso de construcción, se activaría la parte central de un proyecto que arrancó en el año 2017, cuando Metrovacesa se convirtió en propietaria mayoritaria de los terrenos. Su objetivo de impulsar una ambiciosa transformación del sector, que sirviera además de acuerdo con sus palabras para «frenar la degradación de la zona industrial obsoleta», aspiraba a «buscar una integración paisajística del nuevo desarrollo urbanístico y recuperar las antiguas Bodegas Vinival como patrimonio arquitectónico y símbolo de la identidad de La Patacona». «Además», añaden los promotores, «el proyecto busca crear un modelo de ciudad de proximidad equipando el barrio con nuevos comercios, equipamientos y servicios cercanos para dar respuesta a las necesidades de los vecinos».
Una pretensión que se concreta en la creación de 37.000 metros cuadrados de nuevos espacios libres y plazas de encuentro, junto a una superficie de 20.000 metros cuadrados de uso terciario, otra parcela de generosas dimensiones (más de 7.000 metros) de suelo para un centro escolar y otro solar superior a los 3.000 metros para centro de salud. También dispone de espacio para 630 nuevos aparcamientos en vía pública, que se añaden al corazón de su proyecto: la edificación de cerca de mil viviendas, dotadas también con bajos para uso comercial, según un proceso que ha conocido significativas transformaciones: según Metrovacesa, con el propósito de atender las demandas del vecindario. Así, los planes del estudio encargado del proyecto (el equipo capitaneado por el arquitecto madrileño Juan Herreros) fueron adecuando su diseño original: introdujo cambios en la bajada de alturas de los edificios (que serán de 9 a 11 plantas en sus puntos más altos) y redujo también el número total de viviendas, que en la última versión son 974; de ellas, 313 (el 32%) serán protegidas.
No es la única alteración incorporada al proyecto final. El proyecto de Herreros, de acuerdo con la visión de la constructora, «aportará una mayor diversidad tipológica al barrio». Incluye viviendas de mayor tamaño «para todo tipo de familias» y apuesta por preservar el elemento de alto poder simbólico y valioso valor artístico que da fama a todo el encargo: las bodegas Vinival, un proyecto datado en los años 70, obra de los arquitectos Luis Gay y Juan Antonio Hoyos. Los planes de Metrovacesa asegura que pretenden conservar los impresionantes silos, muy presentes en el imaginario de todo el barrio a cuyo 'skyline' contribuyen poderosamente. La constructora admite que carece aún de un encaje concreto para las bodegas. Apunta que aguarda a definir el plan que regulará los usos de la bodega «y el tratamiento que ha de tener en su rehabilitación». «Sus propias dimensiones y su espacialidad inclinan a pensar que pueda albergar mixticidad de usos, relacionados , con la cultura, la gastronomía, el comercio y ocio para la comunidad», observan los promotores.
Hasta entonces, media todavía un par de años de trayecto. Metrovacesa explica que el proyecto está pendiente de aprobación definitiva por parte de la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio; luego restarían otros plazos «como concretar la materialidad del espacio público», de acuerdo a las soluciones planteadas entre el Ayuntamiento y la comunidad local (zonas verdes, de jardines y de sombra, áreas de juegos y huertos urbanos, entre otras dotaciones) y aguardar a finalizar la redacción del proyecto de urbanización y la equidistribución entre ayuntamiento y propietarios, «que es equivalente a la reparcelación, que esperamos poder realizar en 2026, lo que permitiría dar comienzo después a las obras de urbanización».
Será entonces, si sus aspiraciones se cumplen, cuando se materialice el proyecto que el equipo de Herreros plantea en función de una serie de parámetros que han acabado por convencer a las autoridades municipales de Alboraia. La contestación inicial de parte del vecindario fue apagándose mientras crecía por el contrario un punto de vista favorable a la urbanización entre otros habitantes de la zona, que se constituyeron en asociación y otorgaron su visto bueno a un proyecto que transformará su barrio luego de un proceso pródigo en contratiempos que se dispone a ver la luz al final del túnel.
Modelo urbano compacto, urbanismo con perspectiva de género, biodiversidad, sistemas blandos de movilidad... Los atributos que engrosan el proyecto del estudio del arquitecto Juan Herreros para el solar de Bodegas Vinival acabaron por convencer tanto al Ayuntamiento de Alboraia como a un amplio grupo de vecinos, que formó hace un par de años una asociación en defensa de un modelo de uso residencial que incluye el tratamiento sostenible de los residuos, la gestión ecológica del ciclo del agua y «el fomento de la conciencia ecológica», según Metrovacesa, que enarbola otras virtudes para defender su apuesta por este singular espacio urbano casi a pie de playa: diseño urbano ecológico y resiliente, construcción sostenible e implantación de energías renovables.
Un catálogo de propuestas que Jerusalén Sierra, Lucía Guardiola y Rosalía Martínez (integrantes de la Asociación Sí al Proyecto de Vinival) saludan satisfechas porque entienden que da solución a lo que llaman «situación de emergencia» que vive el barrio. Carente de servicios elementales desde hace años (faltan dotaciones de sanidad y educación), y ausente también la vida comercial, este rincón de La Patacona necesita aliviar la sensación de inseguridad alrededor de Vinival («De noche es una locura», dicen) y procurar un futuro mejor a sus hijos: arraigar su futuro al entorno de las antiguas bodegas serviría de paso para abaratar el precio del mercado inmobiliario. La pelota, en el tejado de la Conselleria: «Es urgente que se empiece a construir, sobre todo para los jóvenes».
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