
¿Dónde están aquellos bares?
Fernando Sáez Duarte
Jueves, 27 de marzo 2025, 19:25
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Fernando Sáez Duarte
Jueves, 27 de marzo 2025, 19:25
¿Dónde están aquellos bares? Retruena como un murmullo coral recurrente en la inmensidad del dospuntocero, ¿pero dónde están? retruena sonando a grito desesperado y ... a melancolía traicionera de quienes conocieron, frecuentaron y disfrutaron de aquellos bares, tascas, y tabernas que jalonaron los sueños gastro de la clase media de nuestro país en las últimas décadas del siglo pasado. Aquellos bares eran espacios que surgían mayormente desde la necesidad, desde de la trampa libertaria del autoempleo y desde la urgencia de sacar económicamente a las familias adelante, la mayor parte de las veces empujados más por esas necesidades perentorias que por el puro desarrollo personal. Aquellos bares, principalmente basados en el buen hacer doméstico culinario de las madres de familia que en un tris pasaron de la sartén y la cazuela del hogar, a las freidoras, marmitas y fogones alimentados por el combustible de la ilusión y la esperanza.
Aquellos bares, eran centros sociales abiertos perpetuamente durante largas jornadas y que raramente cerraban por vacaciones, eran un hogar en donde se tomaba desde el primer café del día, al último chupito de la noche, pasando por desayunos, almuerzos, menús del día, partidas de cartas quemando farias, empalmando con tardes sirviendo cañas, tintos, torreznos y picoteos variados apañando cenas frugales. Aquellos bares, decorados con televisiones encendidas veincuatro-siete, aquellos bares acompañados de melodías metálicas de máquinas tragaperras y dispensadores de botes de frutos secos, eran aquellos bares los que también mutaban en «restaurantes» donde celebrar bautizos, cumpleaños y comuniones sobre manteles de papel.
Su éxito siempre se basó en la buena mano de la mamá-guisandera y también y penosamente, en el escueto y a veces nulo margen económico con el que trabajaban, soportado por las ingentes horas de trabajo aportadas de forma más o menos arbitraria por los integrantes de las propias familias, esa era la ecuación que sujetaba la tramoya de aquellos escenarios que ahora tanto se demandan. Porque no nos engañemos, gran parte de su gloria estaba escondida en el regalo de su tiempo, de su esfuerzo, de sus vidas. Constantes aquellas que hoy en día, afortunadamente, ya no se sujetan.
Reivindicar y defender hoy en día aquellos modelos supone ponernos un trapo en los ojos retrocediendo a patrones que desaparecieron por su propio peso. Reivindiquemos una hostelería profesionalizada, en la que solamente haya espacio para la excelencia y la sostenibildad económica y emocional. A partir de aquí, ¡ que vuelvan los bares !
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